Hace dos meses me metí de lleno en
la realización de un curso gratuito que organiza la mancomunidad pacense a la
que pertenece mi pueblo, Burguillos del Cerro. El curso se titula “Guarda
Particular de Campo y sus especialidades”, es decir, Guarda Particular de
Campo, Guarda de Caza y Guardapescas Marítimo. El mismo curso en una academia
privada hubiera costado en torno a los 800 euros, pero en Extremadura te lo
proporcionan gratis.
El primer día y la primera semana de
iniciado el curso me empecé a preguntar pero ¿dónde me he metido? La gente que
participaba, todas buenas personas o al menos así aparentaban, eran en su
mayoría gente de campo y provenientes del sector de la construcción con un
nivel de analfabetismo en algunos casos preocupantes. No me podía creer que a
pesar de ser gente que han vivido toda la vida en el campo, tuvieran tan poco
respeto con el entorno y la naturaleza, por los comentarios que vertían en
clase, que sinceramente a mí ninguno me hacía gracia.
De muchos temas que tratamos como la
ley de montes, ley del patrimonio natural y la biodiversidad, ley de aguas, ley
de caza, etc. (que a mí me sonaban demasiado) no podía creerme en serio que
nadie conociera elementos básicos y conceptos básicos sobre el entorno. Muchos
de ellos, a sabiendas de que han estado haciendo, hacen y harán cosas y actos
ilegales en relación al incumplimiento de leyes de conservación del entorno, se
mofaban y se reían de auténticas barbaridades que cometían en sus fincas con la
excusa de que toda la vida se ha hecho así. ESTO NO ME VALE.
Entonces me pregunté ¿en manos de
quién estamos dejando o pretendemos dejar el cuidado, la vigilancia y la
conservación del entorno?
Los días iban pasando, y se hacía
todo más ameno, ibas conociendo poco a poco más a los compañeros, pero el nivel
de conocimiento exhibido era escaso en la materia. Aún así todos creo que hemos
aprendido del día a día, y también tengo la sensación de que la percepción de
los compañeros para con el medio ambiente ha ido cambiando algo a lo largo de
los dos meses. Espero que cumplan sus funciones como debe de ser y que sigan
aprendiendo de la madre naturaleza, siempre sabia.
Javier Alameda Lozano
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