"La naturaleza es grande en las grandes cosas, pero es grandísima en las más pequeñas" Saint-Pierre (1737-1814)

lunes, 6 de junio de 2011

Nota de opinión. 05/06/2011

CRISIS DEL PEPINO: ¡el ataque de la bacteria!

Esta semana será recordada por la crisis o guerra del “comercio” llamada así por algunos, entre países que forman parte de la Unión Europea por la prohibición de comerciar con ciertos productos libremente entre sus fronteras; crisis del “pepino” conocida en el sector alimenticio español; o crisis de “salud” por la OMS (Organización Mundial de la Salud) por la aparición de una nueva cepa o variante desconocida de nuestra querida bacteria Escherichia coli.

Y digo nuestra querida bacteria porque todos aquellos que hemos pasado por prácticas de Microbiología en alguno de los laboratorios de las facultades de Biológicas que existen en nuestro querido país, llamado ESPAÑA, nos hemos topado con esta bacteria. Momentos inolvidables aquellos en los que tenías que averiguar que bacteria problema habías utilizado durante el desarrollo de las mismas, en mi caso Streptococcus faecalis ahora conocida parece ser por el nombre de Enterococcus faecalis. Además de tener la difícil tarea de descubrir la identidad de tu bacteria, se aprendió a realizar cultivos bacterianos en placas de Agar-Agar, a realizar nuestra primera tinción Gram, observar supuestas morfologías microbianas al microscopio valga la redundancia, y finalmente llegamos a la famosa Escherichia coli, a la cuál llamaremos a partir de ahora E.coli, como les gusta a los medios de comunicación.

Mi relación sentimental con E.coli, y la de muchos, comienza en el momento en el que hay que descubrir el efecto de determinados antibióticos sobre los cultivos bacterianos de E. coli que tenemos a nuestra disposición en los laboratorios. Se observa, si se ha realizado bien el experimento o si se han seguido de forma correcta los pasos, como al cabo del tiempo algunos cultivos son literalmente aniquilados por algunos antibióticos del tipo estreptomicina, kanamicina o cloranfenicol entre otros, pero otros cultivos y ahí es donde quiero llegar parecen ser resistentes o al menos más resistentes que otros a la acción de los antibióticos. Os preguntareis porque ocurre este hecho.

Pues bien, sin meternos a explicar mucho o mejor dicho nada acerca de la biología de los microorganismos, sus estructuras constituyentes, su fisiología ni su genética ni utilizar tecnicismos, podemos deducir que existe algo en algunos cultivos de bacterias que las hacen resistentes a la acción de los antibióticos y que parece que esta cualidad de resistencia tiene una cierta tendencia a transmitirse o propagarse por todo el medio de cultivo, es decir, en un medio de cultivo donde hay alguna o algunas bacterias resistentes a tal o cuál antibiótico en poco tiempo todo el medio de cultivo también será resistente a la acción de ese antibiótico en concreto. Este hecho es fundamental al menos mencionarlo, ya que durante esta semana nos han acribillado los medios de comunicación con la famosa cepa de E.coli resistente parece ser a todos los antibióticos disponibles y variados que debe tener una ciudad como Hamburgo.

De todas maneras, antes de empezar a diseccionar la “crisis de los pepinos”, para todos aquellos que se hayan quedado con ganas de aprender algo más sobre Microbiología no duden en ojear algunas de las páginas algo engorrosas del libro de Petete de la microbiología conocido como “Microbiología” de L. M. Prescott, J. P. Harley y D. A. Klein del año 1999. Buena suerte.

La “crisis del pepino” tiene su origen en las acusaciones, sin base científica ni aporte de prueba alguna, que la consejera de salud de la ciudad alemana de Hamburgo (de nombre impronunciable como a menudo ocurre con los nombres procedentes del idioma germánico) vierte sobre un producto de procedencia española en este caso de pepinos, para justificar el foco de origen de la infección de la bacteria E. coli. Es decir, acusó literalmente a los pepinos españoles de ser el origen de la infección de la bacteria al norte de Alemania y por lo tanto indirectamente de que miles de personas se hayan contagiado por la infección al cabo de toda la semana en toda Europa, y de que más de una veintena hayan perdido la vida desgraciadamente.

Con el paso de los días y de las investigaciones tanto en laboratorios alemanes como en españoles se determina que los pepinos españoles no son el origen del foco de la infección, ni por supuesto el vehículo de propagación de ésta por distintos países europeos. Pero amigos, el daño económico al sector hortofrutícola español ya estaba hecho con cientos de millones de euros en pérdidas en plena campaña de recogida, y lo que es peor la imagen que han transmitido las autoridades alemanas sobre el sector español. Esta última es las más grave en cuanto a las consecuencias que tendrá la famosa crisis en el futuro del sector español, auténtico granero de Europa junto con Francia. Y… ¿en qué va a quedar la cosa? Parece ser que en una leve disculpa por parte de las autoridades alemanas, posibles indemnizaciones a los productores afectados y un lavado de imagen del sector español, empresa que será llevada a cabo por los gobiernos de España y Alemania en común. Ya veremos.

Ahora me interesa centrarme en nuestra querida, insisto, amiga E.coli. Para quién no lo sepa, se lo digo yo. Esta bacteria forma parte de la flora intestinal humana, y como tal, tiene una importante función en nuestro organismo, ya que se alimenta de los restos en descomposición de los alimentos generados durante el proceso de la digestión que se encuentran a lo largo del intestino en su viaje hacia su eliminación a través del ano. En condiciones normales y sobretodo NATURALES, la flora intestinal es muy específica, es decir, que cada especie tiene su propia comunidad de bacterias en su interior exclusiva y diferenciada del resto de especies. E. coli forma parte por tanto de esa flora intestinal humana habitual que vive en simbiosis dentro de nuestras entrañas, al igual que ocurre con tantos otros organismos.

Sin embargo, se ha comentado al menos en los medios de comunicación, y la información parece venir de los laboratorios donde se ha analizado a la bacteria, que la causante de las muertes por infección en Alemania es una variante o una cepa totalmente desconocida de E. coli de todas las cientos que se conocen a día de hoy y lo más importante es que parece ser resistente a los antibióticos conocidos.

Ya se ha mencionado algo sobre la resistencia de las bacterias a los antibióticos, pero es necesario decir, que esa resistencia es cada vez mayor entre los ciudadanos con posibilidades de acceso a medicamentos, es decir, los ciudadanos de los países desarrollados debido al abuso excesivo que se hace de ellos, incluso cuando la supuesta dolencia, enfermedad o infección nada tiene que ver con la posible curación a través de antibióticos. Si la resistencia de la bacteria a los antibióticos ha aumentado hasta el punto de hacer inútil su efecto, y sabiendo que es un componente habitual de nuestra flora intestinal, se puede deducir un problema serio, ya que los antibióticos no harían ningún efecto ante una hipotética infección de bacterias de distintas procedencias en el futuro.

Otro punto ha analizar es cómo apareció la cepa mortal de E. coli. Particularmente creo que la aparición de esta nueva variante ha sido inducida, aunque no me pronunciaré si esa inducción ha sido voluntaria y premeditadamente (al igual que el inculpar a un sector concreto como foco de origen y propagación) o ha sido accidentalmente. Me explico, las cepas de la bacteria, varían, se modifican, cambian o aparecen otras nuevas al producirse mutaciones o cambios en su material genético, como respuesta a la necesidad de adaptación al entorno. Si la bacteria forma parte de nuestro interior (hay que dejar bien claro que no es exclusiva del ser humano ni mucho menos) y convive en armonía con nosotros realizando una función determinada, al atiborrar el cuerpo de medicamentos y antibióticos cuando no se necesitan, dichas bacterias necesitan reaccionar a ese medio hostil y adaptarse al nuevo ambiente. Esto lo consiguen mediante pequeñas o grandes variaciones en su información genética, que pasan por la aparición de nuevos genes o de modificaciones que sean resistentes a los antibióticos y de esta manera sobrevivir. Es en ese momento cuando la bacteria se vuelve patógena y el sistema inmunitario se ve incapaz de hacer frente a esa nueva situación. El proceso biológico que explica esta transformación de bacterias en teoría no malas y cooperadoras en bacterias patógenas capaces de acabar con la vida de las personas se conoce con el nombre de mutagénesis inducida. Es decir, las condiciones estresantes mantenidas durante un período de tiempo determinado pueden provocar el cambio o mutación del material genético de los organismos. Estas cepas mutadas de E. coli pueden haber infectado alimentos (ahora comentan los científicos alemanes que el foco de infección puede estar en brotes de soja ALEMANES) al regar dichos cultivos con aguas fecales contaminadas por la variante de E. coli procedente de las heces de los animales domésticos o incluso procedente de nuestras propias heces, porque no.

Para acabar, lanzo otra posibilidad en la aparición de esta cepa maligna de E. coli. Después de la gran mentira que supuso la alerta mundial por la aparición de la famosa Gripe A, Gripe Aviar, Gripe Porcina, Gripe Asiática que durante la última década y más en los últimos años nos han conseguido introducir el miedo en el cuerpo, provocar el gasto por parte de los estados de cientos de millones de euros en medicamentos como el tamiflú, antibióticos y vacunas…¿porqué en este caso no iba a ser de nuevo una pequeña falsa alarma mundial o europea, con el único objetivo de fabricar nuevos medicamentos y antibióticos que reportarían a las empresas farmacéuticas millones de euros y dólares a costa de la alarma social y el desconocimiento de las sociedades? En fin con el tiempo se sabrá la verdad, o no, como habitualmente ocurre en todos los aspectos que rigen nuestras vidas.


Javier Alameda Lozano

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